LA COMUNA………………………………………………..POR; JOSE ANGEL SOLORIO MARTINEZ

 

La Comuna

José Ángel Solorio Martínez

El retorno del PAN, a su nicho opositor

Lo dicho: el sexenio de Francisco García Cabeza de Vaca en Tamaulipas, concluyó –pese a las resistencias– el día que la autoridad electoral del estado dio la Constancia de Gobernador Electo al candidato Américo Villarreal Anaya.
El proceso de entrega-recepción es, simbólico; es un ritual, que contempla la ley. Sin demeritar al gobernador que se va, esto se acabó.
Los tiempos de la ley, son precisos e incuestionables.
A ello, hay que añadir, el desmantelamiento de la red de autoridad que habían construido en el Poder legislativo, con una mayoría frágil, artificial.
Si tenían un plan para continuar generando blindajes desde el Congreso local, ya fue deslegitimado por los Magistrados del Tribunal Electoral de Tamaulipas (TRIETAM), con la sentencia que aniquila la fantasmagórica mayoría en la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) en el parlamento tamaulipeco.
Se acabó.
Los mandatos de la Constitución, son determinantes.
No hay ciudadano o institución que estén sobre esos ordenamientos; se podrá estar en contra, –se dan casos– pero no, sobre esos preceptos.
Otro elemento que deja en estado de agonía a la administración estatal panista, es la actitud de los alcaldes morenistas –que representan más del 65 por ciento de la ciudadanía tamaulipeca–: soslayaron al gobernador Cabeza de Vaca, en sus primeros informes.
No fue un acto de descortesía.
No.
Fue sí, una respuesta a la conducta autoritaria de un gobierno que los hostigó de candidatos y continúa agrediendo hasta hoy, que legítimamente representan la autoridad de sus pueblos. Significó, a la vez, la toma de distancia de un sexenio que decepcionó a miles de ciudadanos que le dieron su confianza.
Al mismo tiempo –no asistieron representantes de Cabeza de Vaca y sí de Américo Villarreal Anaya– la presencia del Ejecutivo estatal electo –en voz de sus colaboradores– en los Informes, mandó un mensaje potente a la administración estatal que se va: ya no nos representan.
Es decir: es el machacante escenario que construyó la votación del 5 de junio.
Es la terca realidad, que no quiere reconocer el PAN.
La fuerza emergente de la IV T, se vio potente.
Los representantes de Villarreal Anaya en los municipios gobernados por MORENA, hablaron como gobierno. Nadie extrañó al gobierno panista. Nadie preguntó por la administración que se va.
La inhabilitación para cambios en la administración pública, desde el Congreso local, mutila toda intentona golpista desde el Poder legislativo. Eso, es parte del nuevo paisaje sociopolítico en la región que da una notable capacidad de maniobra al gobierno que encabezará Villarreal Anaya.
El panismo en el gobierno, en el pecado está llevando la penitencia; ninguneó a los actores sociales de la región; se desvinculó de sus simpatizantes; soslayó a sus aliados y lanzó una feroz persecución incluso contra sus correligionarios de partido: Maky Ortiz, Leticia Salazar, Carlos Cantú Rosas, Carmen Lilia Cantú Rosas, Luis Biassi y otros.
Los efectos de tan cuestionables actitudes, impactarán en la oposición tamaulipeca en el corto plazo: Villarreal Anaya, coexistirá con adversarios que poseen bases sociales sin amplitud y con liderazgos manchados por la anti-ética que caracterizó este dramático fin de gobierno.
Interesante escenario: Villarreal Anaya, podría enfrentar mayores críticas desde el interior de MORENA -Monreal, Alejandro Rojas, etc.-, que desde un panismo, destrozado por sus despropósitos.

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