DE POLITICA Y COSAS PEORES……………………………………POR; ARMANDO FUENTES AGUIRRE

 

De política y cosas peores

Ciudad de México.- «Soy lesbiana» -le informó secamente a Babalucas la guapa mujer a la que el pavitonto abordó con intención erótica en el bar. «Qué interesante -replicó Babalucas-. Y dime: ¿cuál es la posición de tu país en el conflicto entre Ucrania y Rusia?». El inspector escolar examinaba el aprovechamiento de los niños. Le preguntó a Pepito: «¿Cuál es el principio de Arquímedes?». El chiquillo arriesgó cautelosamente una respuesta: «¿La A?». Don Algón, salaz ejecutivo, le comentó a su socio: «Mi secretaria me recuerda mucho a mi esposa». Inquirió el socio: «¿Se parece a ella?». «No -aclaró don Algón-. Pero cada vez que la invito a salir me dice: Recuerde que tiene usted una esposa». Esdrújulo término es «rémora». Enérgico, vívido, acentúase en la antepenúltima sílaba. Las palabras que ahí llevan el acento poseen más fuerza que las otras. El vocablo esdrújulo «estúpido», por ejemplo, tiene mayor sonoridad que la voz «pendejo», grave en todos los sentidos. El sustantivo «rémora» sirve en primer lugar para dar nombre a un pez fusiforme, ceniciento -no lo estoy insultando; lo estoy describiendo- que tiene en la cabeza una especie de ventosas con las cuales se adhiere a otras criaturas marinas cuyo movimiento estorba. En sentido figurado recibe el calificativo de rémora todo aquello que limita, retrasa o dificulta algo. Desde este punto de vista no faltará a la verdad ni a la buena educación quien diga que la Presidencia de la República, la 4T y Morena son rémoras de México, pues están estorbando, limitando, retrasando y dificultando su progreso. Caracteriza a este régimen un anacrónico nacionalismo que sería pintoresco si no causara tanto daño. AMLO y quienes ciegamente lo obedecen pretenden hacer de este país una ínsula aislada del resto del mundo, como si tal cosa fuese posible en nuestro tiempo. El caso del litio es muy ilustrativo. López Obrador ha creado un monopolio estatal a fin de extraerlo y trabajarlo, siendo que no contamos con los recursos técnicos necesarios para su aprovechamiento. La ineptitud y la corrupción proliferarán en ese nuevo campo, igual que han medrado en otras empresas estatales. Es falso el alegato del tabasqueño en el sentido de que empresas extranjeras se apoderarían de ese recurso: la Constitución es clara en el sentido de que todos los del subsuelo pertenecen originariamente a la Nación. El obsoleto nacionalismo que caracteriza a este régimen es, en efecto, perniciosa rémora. Cerrarnos al mundo es dar la espalda al progreso, y el progreso es cosa buena, aunque no sea voz esdrújula. El jefe de policía le preguntó al testigo: «¿Ha sido usted interrogado alguna vez?». «Claro que sí -respondió el hombre-. Soy casado». «¡Leovigildo! -le dijo la señora a su marido-. ¡Un pordiosero agarró el pastel de carne que hice y que había puesto a enfriar en la ventana, y se lo está comiendo en el jardín!». «No te mortifiques -la tranquilizó el señor-. Ya vendrá luego una ambulancia de la Cruz Roja a recogerlo». Don Serventesio, señor sexagenario -hay quienes dicen que la palabra «sexagenario» significa «ajeno al sexo»-, contrajo matrimonio con Piruca, mujer de poca edad y mucha vida. Grande fue la desazón del añoso marido cuando al regresar una tarde a su casa encontró a su joven esposa en brazos de un musculoso mocetón. Justamente indignado el referido caballero prorrumpió en voces de iracundia. A ella la llamó «pendona», «furcia» y «colchonera», y a él le dijo «bribón», «bellaco» y «malnacido». Al oír tales dicterios Piruca le reprochó a don Serventesio: «La verdad, no te entiendo. Hace unos días te dije que pronto íbamos a ser tres en la casa, y te alegraste mucho». FIN.

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