Al terminar mis estudios de ingeniería ingresé al sistema petrolero de México en el Departamento de Fluidos de Perforación y ahí permanecimos alrededor de diez años hasta que cansado de esperar un cambio que me regresara a la ciudad opté por retirarme siendo entonces cuando me enrolo a la Secretaría de Recursos Hidráulicos en el ramo de tratamiento de aguas para riego de parcelas agrícolas.
Traigo a colación lo anterior porque fue precisamente en PEMEX donde me di cuenta del inmoderado consumo del energético en los campos petroleros pues quienes laborábamos para esta empresa nos era fácil cargar los tanques de las camionetas hasta el tope y todavía nos dábamos el lujo de llenar un tanque extra de cien litros para el regreso.
Eran tiempos de alegría económica en que no había “fijón” y si mucha abundancia del hidrocarburo.
Hoy no sé si todavía se hace lo mismo o está mejor controlado el gasto.
En fin vaya usted a saber el caso es que el precio por litro de gasolina subió por enésima ocasión y este cuesta a partir de la presente semana la cantidad de veintidós pesos con veinticinco centavos.
Antes y refiriéndome a los viejos tiempos el litro del hidrocarburo andaba por los sesenta centavos, pues México lo producía y sobraba para vender al extranjero.
Hoy ya no es así, ahora tenemos que andar comprándolo al vecino del norte cuando antes era “al revés-volteado”.
Antes también andaban las brigadas de exploración de PEMEX buscando depósitos naturales de petróleo por todo el país, incluyendo Llera, pero de un tiempo para acá Tamaulipas dejó de ser un estado productor para convertirse en un estado consumidor y consecuentemente el precio por litro subió, subió al grado que hoy la Magna cuesta veinte pesos con veinticinco centavos y con tendencia a subir más.
Por lo tanto ha llegado el momento de crear un energético cuya producción cueste menos pero las empresas del ramo se resisten a hacerlo porque dejarían de recibir las millonarias ganancias que hoy tienen en consecuencia habrá que insistir hasta lograr la creación de un nuevo combustible o en su defecto una nueva máquina automotriz que sea más ahorrativa a las actuales.
Pero ¿quién le pondrá el cascabel al gato?
Eh ahí el detalle, diría mi compadre Cantinflas que en paz descanse.
En fin el caso es que al subir el precio de las gasolinas y el diésel también el costo del pasaje en autobús sube y es un cuento de no acabar al grado que toda aquella persona que sea observadora podrá darse cuenta que el pasajero ha disminuido no solo en las centrales sino también en carretera pues mire usted viajar de Llera a Ciudad Victoria y regresar le cuesta 200 pesos cuando en su trabajo cuando mucho gana cien pesos al día y eso si bien le va.
Por lo tanto o deja de viajar el amable lector, o se compra un carro o coopera con el que lo tiene porque cada día las cosas se ponen peor y ahora ya no hay “gorra” como antes….. hoy, hay que cooperar con el gas.
Digo.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE
