DE POLITICA Y COSAS PEORES………………………………POR; ARMANDO FUENTES AGUIRRE

 

De política y cosas peores

Ciudad de México.-«Quiero ver el mueble sexual que anuncian hoy en el periódico». Eso le pidió la señorita Himenia, célibe madura, al encargado de la mueblería. «Seccional» -la corrigió el empleado. Un antropófago le dijo a otro: «Con gusto te invitaría a comer en mi casa, pero no está mi mujer». «No importa -replicó el otro caníbal-. Comeremos cualquier otra cosa». El marido le preguntó a su esposa: «Si pasara yo a mejor vida ¿te casarías otra vez?». «Pienso que sí -respondió ella con sinceridad-. La Biblia dice que no es bueno que el hombre esté solo. Eso mismo es aplicable a la mujer». Inquirió el señor: «¿Y dejarías a tu nuevo esposo usar mis trajes?». «Si le quedaran, sí -repitió con igual franqueza la señora-. Son de muy buena calidad y casi no los has usado. Sería una lástima que se desperdiciaran». El marido era pelotero aficionado. Temeroso le preguntó a su cónyuge: «¿Y le darías mi guante de beisbol?». «Eso no -replicó ella-. Él es zurdo». López Obrador tiene ahora otra actividad, aparte de sus comparecencias mañaneras: la importación de esclavos. Eso son los 500 médicos cubanos cuyos servicios contrató AMLO con el gobierno dictatorial de la Isla, el cual cobrará los altos salarios fijados para esos profesionistas, los cuales percibirán a lo más un 10 por ciento de la suma, quedando el resto como jugosa ganancia del más puro estilo capitalista para los dueños del poder en Cuba. Temen los herederos de Fidel y el Che Guevara que los esclavos huyan, como hacían los de las plantaciones sureñas de Estados Unidos en el antepasado siglo, por eso retuvieron a las familias de los médicos como rehenes. Me viene a la memoria en este punto aquella gracejada que se oía en los años más álgidos de la dictadura castrista: «¿Qué es un cuarteto de cuerdas cubano?». «Es una orquesta sinfónica cubana que salió de gira por el extranjero». Lo que sucede es que AMLO quiere sentirse una especie de patriarca protector de los países latinoamericanos más pequeños y necesitados, y les da jugosos contratos, como éste de los médicos de Cuba, o les hace donativos de dinero a costa nuestra, de nuestro trabajo y nuestros impuestos. Algo parecido hizo Echeverría en su tiempo al cortejar a aquellos a los que llamó «países del tercer mundo». Con desatinos como ése puso al nuestro en el cuarto o el quinto mundo. Razón de sobra tuvieron los médicos mexicanos al protestar por esta contrata que a más de ser costosa y de dudosa eficiencia es ofensiva para ellos. Lo único bueno de todo esto es que seguramente pasará bastante tiempo antes de que los cubanos vuelvan a invitar a López Obrador después de la supuesta lección de historia que les infligió en un discurso largo, lento y aburrido, dicho con el pomposo tono de magister que adopta el que se siente superior a quienes lo oyen. Si en Cuba hubiera libertad de tránsito, después de ese discurso la Isla habría quedado despoblada. Pero esa libertad no existe ahí, ni ninguna otra. En cuanto a los médicos cubanos condenados a trabajos forzados en México sentimos su situación, pero su presencia aquí no tiene ninguna razón de ser aparte de la política. Que su estancia sea grata y su partida pronta. Una gallinita le comentó a otra en el corral: «¡Qué viento tan fuerte el que hizo ayer! ¡El huevo se me devolvió tres veces!». La esposa de don Calentonio dio a luz a su noveno hijo. En la habitación del hospital el marido de la parturienta le hizo una pregunta al médico de su señora: «¿Cuándo podré volver a tener relaciones con mi mujer?». «¡Doctor! -clamó ella con suplicante acento-. ¡Por favor dígale que espere al menos a que salga usted del cuarto!». FIN.

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